O’Higgins de Rancagua cerró una de las temporadas más significativas de su historia reciente con una noticia que golpea directamente su planificación deportiva. Francisco Meneghini no continuará al mando del primer equipo y emprenderá nuevos desafíos (a la Universidad de Chile) tras liderar el proceso que devolvió al Capo de Provincia a la Copa Libertadores luego de nueve años de ausencia.

La salida del técnico argentino se concreta justo después de una campaña sólida, regular y competitiva, que permitió al elenco celeste finalizar tercero en el Campeonato Nacional 2025 y asegurar un cupo en la edición 2026 del máximo torneo continental. Un logro que marcó un antes y un después para el club y que reinstaló a O’Higgins en el plano internacional.

El ciclo de Meneghini en Rancagua estuvo marcado por la convicción, el orden táctico y la capacidad de competir con recursos acotados. Bajo su conducción, el equipo sostuvo regularidad durante toda la temporada, se mantuvo en la parte alta de la tabla y consolidó una identidad reconocible que terminó siendo clave para alcanzar el objetivo mayor.

Los números respaldan el impacto de su trabajo. En 30 partidos dirigidos, O’Higgins sumó 16 triunfos, 8 empates y solo 6 derrotas, con 43 goles a favor y 34 en contra, alcanzando un rendimiento cercano al 57 por ciento. Más allá de las cifras, el valor del proceso estuvo en la consistencia y en la capacidad de sostener competitividad frente a planteles de mayor presupuesto.

La institución intentó dar continuidad al proyecto. Así lo dejó en claro el propio club en el comunicado con el que oficializó la salida del cuerpo técnico, donde se destacó el proceso encabezado por Meneghini y el logro de la clasificación internacional. Sin embargo, pese a la voluntad de O’Higgins de renovar el vínculo, el entrenador optó por no analizar la propuesta y buscar nuevos horizontes.

Su partida deja una sensación ambivalente en el mundo celeste. Por un lado, el orgullo de haber alcanzado un objetivo largamente esperado. Por otro, la incertidumbre que implica perder al conductor de un proceso exitoso en la antesala de un desafío tan exigente como la Copa Libertadores.

Ahora, O’Higgins deberá reordenar rápidamente su planificación, definir un nuevo liderazgo técnico y tomar decisiones estratégicas para afrontar una temporada 2026 que exigirá competir a nivel local e internacional. El desafío no es menor, especialmente considerando que el equipo deberá defender el prestigio recuperado en el plano continental.

Francisco Meneghini se va de Rancagua dejando una huella clara. Entrega al club un boleto a la Libertadores, una identidad competitiva y la certeza de que, con trabajo y convicción, O’Higgins puede volver a codearse con los mejores. Su salida marca el fin de un ciclo exitoso, pero también el inicio de una nueva etapa cargada de desafíos.